Hace como una semana atrás me crucé camino al manicura (no, no era para mí, es que mi vieja me mandó a preguntar precios) a un ex-compañero que hacía bocha que no veía.
Recuerdo que no eramos en particular buenos amigos (puede tener que ver con que alguna vez me comí a su hermanita, o porque una vez lo dejé en bolas agarrándole la ropa con un gancho atado a un auto o porque un pedazo de una claraboya se le cayó en la cabeza después que "accidentalmente" yo aflojara los tornillos, puede que sea por eso que no nos llevábamos bien, quien sabe) El tiempo parecía haber limado las asperezas y ayudó también que la vida lo trató mejor pese a los politraumatismos que se granjeó durante la secundaria. Era médico Forense, mientras yo sigo siendo un eterno estudiante.
Estaba trabajando como interno en una morgue de una reconocida institución perdo dado lo que voy a contar después me parece mejor no dar mas detalles. Hasta aquí todo normal, si no fuera por lo que Juan (Que no se llama así, pero por una onda "witness relocation program" le cambio el nombre) me contó mientras caminábamos mientras nuestros recorridos iban para el mismo lado. Juan había desarrollado una serie de prácticas un poco fuera de lugar con algunos de los "clientes" de la morgue. Con sujetos femeninos de la morgue para ser mas específicos. Yo, que tengo una curiosidad y un morbo a prueba de todo (y a pesar de eso no tengo la mas mínima gana de ver el famoso video "two girls one cup". Hasta yo tengo límites) me interesé en el tema y comencé a preguntarle detalles acerca de sus prácticas de amor.
Resulta que no era un asqueroso y solía adueñarse de las señoritas jóvenes (prefería rubias, no muy pulposas) que hacía relativamente poco que habían pasado a mejor vida, así se aseguraba de que la "rigidez" en ciertas áreas fuera óptima. Sé que hay muchos sensibles entre los posibles lectores así que no daré mas detalles (Contando que Juan incluso me habló de un libro donde se habla de técnicas y consejos, hay libros para todo)
Con el correr del tiempo lo que empezó a ser una actividad oscura y espaciada con mucha paranoia y miradas por sobre el hombro para chequear múltiples veces si estaba solo antes de proceder con la operación, se convirtió en algo mas "normal" y mas seguido, habiendo semanas enteras en las que Juan se quedaba todos los días a hacer horas extras. (Aunque parezca irónico Juan terminó en el cuadrito del empleado del mes varios meses seguidos, me imagino entonces lo que harán los que trabajan en la empresa de comida rápida esa de la M para tener ese honor...)
Ahora bien, la historia se volvió mucho mas interesante cuando me contó que ingresó una nueva interna al sector, pero no cualquier interna. Cuando uno tiene fantasías sobre una doctora, las tiene con alguien como ELLA. Me comentó mi amigo que cuando entró y la presentaron a todo el staff fue tal la violenta erección que sufrió que tuvo que darle la espalda para que no sacarle un ojo. Como se imaginaran, se le cortó el mambo, mas que nada porque a la nueva no le conocía los hábitos, o el sonido de los pasos y no podía predecir cuando iba a aparecer. La verdad, una lástima.
Con una gran pena frenó sus actividades clandestinas hasta nuevo aviso, pero sin suspender sus correrías en las horas extras. Hasta que ella dijo necesitar algo de efectivo y le pidió un par de sus horas. De mas está decir que a una mujer así no se le puede decir que no, especialmente cuando te lo pide con la mitad de la bata desabrochada, con perfume que huele a flores silvestres, el cabello desatado y debajo tiene una remera algo transparente que reza: "I want YOU to fuck ME hard, baby"aunque sea subliminal, es muy efectivo. Ustedes, mujeres, lo saben! hagan estadísticas, pruebas biológicas, psíquicas, es simple, NO SE PUEDE.
...luego de ese lapsus continuamos con el tema que nos compete...
En una noche, por cosas que tiene la vida, quedaron los dos haciendo guardia y haciendo papeles en la oficina, mientras escuchaban algo de música intrascendente por la radio. Ella le dijo que tenía que ir al baño (bah.. al tocador, o algo así que usan las mujeres para decir que tienen que ir a vaciar el tanque) y se fue. Pasaron 10 minutos, 15, 25. Nada. Ella no volvía. Por curiosidad y como quien no quiere la cosa, comenzó a abuscarla y grata fue su sorpresa cuando la encontró entre algunos señores un tanto "rígidos" acallando sus deseos con la mano de un fenecido muchachito. Miles de imágenes diferentes se le aparecieron en la cabeza, me imagino que al lector también, pillín.
Como se imaginan no pudo hablar de lo visto con la señorita en varias semanas. Además de que cada vez que la veía la imagen volvía a aparece en su mente acompañada por una plétora de otras imagenes, que parecían sacadas de un film de George Romero.
En ese punto lo encontré a mi ex-compañero, acongojado por no saber que hacer, que decirle.
¿Que hago? ¿Le digo que la vi? ¿No le digo nada y me mato a pajas mentales? ¿Le propongo armar una fiestita con un fiambre?
No supe que decirle, todavía no sé que responderle. Por suerte había llegado a la manicura y entré a preguntar precios. Mientras hablo con la recepcionista, no puedo evitar preguntarme para mi mismo cuanto cobrará un ordenanza de una morgue...
11 ene 2010
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