22 ene 2010

Trabajo nuevo, vida nueva

22 ene 2010
Muchas veces en mis correrías y mis constantes cambios de carreras y esas cosas he conocido varias personalidades importantes. Me gusta la gente rara, esa es la verdad. Mas que nada porque la gente demasiado "normal" es aburrida, predecible. Lo interesante es que no tenés idea con lo que te pueden saltar después. Así también me he llevado muchas sorpresas y he estado muchas veces al borde de tirarme al suelo para reír girando (el viejo y conocido ROFL) delante de alguien al ver por cuanto es mas miserable que yo. En muchos casos, por MUCHO, aunque parezca increíble.
Así me pasó con una señorita que si bien en un principio me quería mover (para decirlo de manera sutil), terminó siendo una especie de "amiga" mas por su insistencia que por mi agrado.
Resulta que Paulita (tal el nombre de esta mujer) en un rapto de confianza a mi persona me confesó lo que paso a contarles.
Ella no tenía muchos estudios (debía todavía un par de materias para terminar la secundaria por correspondencia) ni tampoco se destacaba por ser particularmente brillante, pero tenía bastantes bríos lo que ocacionaba que consiguiera con relativa facilidad toda una plétora de trabajitos y changas que duraban poco pero con eso podía hacerse en total de un sueldito que alcanzaba. Ahora eso no es lo interesante de la historia, para nada. Lo que le pasaba a esta niña era que por un "leve" caso se esquizofrenia, con cada nuevo trabajo que conseguía sus apetitos y comportamientos sexuales cambiaban para mimetizarse con éste último.
Así en una oportunidad me contó que trabajó como ayudante en una guardería, así trataba a los demás como niños y les enseñaba todo con dulzura (para ese tiempo andaba saliendo un pebete ago mas chico, que imagino no la habrá pasado tan mal), en otro oportunidad estuvo como promotora en una exposición, ahí se dejaba ver, era mas lo que sugería que lo había de verdad y además hablaba de las virtudes del producto, pero no lo llegaba a mostrar nunca.
En otra oportunidad consiguió trabajo como acomododadora de un cine del centro: a los tipos los hacía entrar, los acomodaba, y ahí arrancaba el espectáculo, mas de una hora a puro show, muchos efectos y cosas llamativas, pero poca interactividad.
Como se podrán imaginar, los flacos no le duraban nada, apenas cambiaba de changa se convertía en una persona diferente y la mandaban a freír churros.
Me contó incluso que una vez trabajó como recepcionista. Ahí era un poco estricta y hacía muchas preguntas pero al final entraba cualquiera. Paulta desesperada, no sabía que hacer sobre todo porque había conseguido, justo unas horas antes de hablar conmigo un trabajo para una autopista para señalar a los automovilistas, en caso de congestionamiento, donde está la colectora...

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